Alguna vez os ha pasado. Claro que sí. Estáis tan tranquilamente navegando por internet, leyendo elGeeky, o bien jugando a algún juego online en el que estáis a punto de superar un récord histórico… y ¡plam! Fuera internet.
Es la sensación más odiosa del mundo, mucho peor que una irritación de garganta o un esguince en el tobillo. Porque, piénsalo, si te haces un esguince en el tobillo puedes verlo como una excusa para perder más tiempo delante del ordenador (eso sí, pierna en alto, que es un poco coñazo aburrido).
Pero no temáis. Aunque durante un día no puedas bajarte música ni películas nuevas, siempre puedes echar mano de las antiguas, ¿no? Es más, ¿por qué no vas al salón a hablar un rato con tus padres, que seguro que les tienes abandonados? Ah, y antes había una cosa llamada parques donde los jóvenes se reunían para pasar la tarde sin necesidad de messenger. Pensándolo bien, que se vaya internet de vez en cuando no es tan malo, ¿no?
Hombre, pues sí, porque no es sólo nuestro ordenador el que se verá damnificado. Hoy día todo funciona por internet. Si se cayera, a lo Jungla de Cristal 4.0 (qué tontería eso del 4.0), se desplomarían de golpe todos los mercados, se perderían seguramente las señales de todos lo satélites, se destrozarían todos los sistemas de comunicación (excepto las señales de humo), y, en definitiva, el mundo se sumiría en una crisis que tarde o temprano nos llevaría a una guerra, ya que en este mundo todo lo solucionamos a base de bombazos.
Así que, si se te va internet, casi tendrías que dar las gracias porque sólo se te ha ido a ti y no hay presidente de Telefónica, por poner un ejemplo. Eso sí, si son las 11 de la noche de un miércoles cualquiera, estoy de acuerdo contigo: será el peor día de tu vida.